Emocionado me hallo ante el premio que me ha concedido el ilustre bloguero Fran Frannao, de El blog de las ideas fugitivas, "por la dedicación de cambiar su blog, a uno más optimista y por ese cambio más especial que está haciendo en su interior". Muchas gracias, estimado lector, francamente no creo que me lo merezca (no pretendo ser modesto), pero gracias.
Y también me gustaría aprovechar este momento para agradecer otro premio que en su día me concedió mi querido amigo Trianeroforever, del blog Corazón trianero, hace ya algún tiempo y que no tuve la vergüenza de agradecer públicamente porque "soy un descastao y me merezco to lo malo que me pase". Muchas gracias, chiquillo, lo de ser imperfecto me sale solo, es un don.
Gracias a los dos de nuevo (no soy repetido ni nada). Se supone que ahora yo debo dar premios también... Vale, por mí que se consideren premiados los blogs que tengo en el "blogroll", que si están ahí es por algo.
Debo reconocer, como ya se lo reconocí a Trianeroforever, que no soy muy partidario de los premios blogueros. Llamadme raro, antisocial o lo que queráis. En mi caso, considero que lo que escribo no tiene calidad ni literaria ni artística como para que se me premie. Considero que el mejor premio en el mundo bloguero es simplemente pasarte por ese blog que te interesa, comentarlo, seguirlo... Para mí eso es más que suficiente. Pero, insisto, estoy muy agradecido a estos blogueros por acordarse de mí y referirse a esta página en sus respectivos blogs en lugar de hablar de cosas más importantes, jajaja.
Que eso, que muchas gracias again y seguid con vuestros blogs como hasta ahora, que son muy diferentes pero humanos e interesantes (esto me ha sonado a "niños, no dejéis vuestros estudios", en plan Abuelo Cebolleta).
Me voy a ejercer de albañil por amor, rompiendo la magia... y es que las reformas del mundo real no han terminado y son más largas y penosas que las blogueras.