miércoles, 18 de mayo de 2011

Chico B-busca A-amigos

El chico de la Ciudad B se mudó a la Gran Ciudad A por motivos de trabajo. Se trataba de algo normal, ya que la Gran Ciudad A ofertaba puestos de trabajo de sobra para toda la provincia de la que no era capital, pero si era Ciudad A, o mejor dicho, Gran Ciudad A.

El chico de la Ciudad B (a partir de ahora "Chico B") se relacionaba con mucha gente en su trabajo. Los trabajadores de la Gran Ciudad A eran altos y guapos por el mero hecho de haber nacido en la Gran Ciudad A. Tenía compañeros de otras ciudades (Ciudad B Norte, Ciudad B Este, Ciudad BB, e incluso de Ciudad C y Ciudad D -más pequeñas e insignificantes aún que su modesta Ciudad B-). Resultó que el Chico B pensaba que era cosa natural hacer amigos en el lugar de trabajo. El Chico B era joven e inexperto en aquella época, perdonémoselo, y decidió firmemente entablar relación con los ciudadanos A, B, C y D. Curiosamente, fue muy fácil hacerse amigo, o al menos, llevarse bien con los de las ciudades B, C y D, pero no así con los de la Gran Ciudad A. Estos eran esquivos, parecía que o bien te miraban por encima del hombro al observar tu estigma de neociudadano A o bien preferían centrarse en sus amigos de todas la vida, todos ellos dignos socios, digo, ciudadanos de la Gran Ciudad A.

Sin embargo, los ciudadanos de la Gran Ciudad A eran los que más requerían al Chico B para que les sacara las castañas del fuego. El Chico B ayudaba a todos, hacía favores, llevaba a cabo largas horas extras debido a que "no tenía una familia ni amigos a los que atender" en la Gran Ciudad A, no como los ciudadanos A, gente de bien con una vida social muy intensa. Recordemos que el Chico B era joven e inexperto, además de un gilipollas.

Tras dos años, un buen día, el Chico B se fue de su trabajo. La crisis afectó también a la Gran Ciudad A, lamentablemente. Por ello, el Chico B volvió a su pequeña Ciudad B, con su familia B, sus amigos de la infancia B y con su realidad y vida B. Todo era digno, pero era B. No pasaba nada, el Chico B se sentía feliz en casa. Inocentemente, trató de mantener los pocos vínculos amistosos con los compañeros de la Gran Ciudad A, pero fue inútil. Los ciudadanos A tenían una memoria bastante limitada en lo que se refería al afecto con los Ciudadanos B. "Te echaremos de menos" dijeron cuando se fue. Y él lo creyó, al fin y al cabo la gilipollez no se cura en dos años.

La vida dio mas vueltas, y el Chico B, un año después, más viejo pero igual de cándido, tuvo que volver a la Gran Ciudad A a proseguir con sus estudios. Y una vez más, trató de hacer amigos A, nuevos, brillantes, lustrosos. Incluso trató de localizar a sus antiguos compañeros-pseudoamigos A, pero sólo pudo reencontrarse con sus viejos conocidos B, C y D, que sí habían mantenido un leve B contacto B con él durante su estancia B en la Ciudad B. Los chicos y chicas A estaban muy ocupados con sus labores y relaciones A. El Chico B comenzó a percatarse de la situación, por lo que se sintió menos imbécil.

Sin embargo, como el Chico B era muy sociable, comenzó a relacionarse con gente A en su Máster. Esta gente A no tenía coche (ni A ni B), pero como el Chico B sí tenía se ofreció a llevar y traer a los chicos A a la facultad, que estaba en la Ciudad C. Sólo les pedía un dinero irrisorio para gasolina, algo que los ciudadanos A pagaron encantados, ya que les salía mucho más barato que el tren A.

Y el tiempo transcurrió feliz. Los chicos A solían tener problemas emocionales y de estado de ánimo. El Chico B, no se sabe por qué razón, era optimista, y se dedicaba a ayudar a los chicos A (siempre en los trayectos en su coche, ya que, por alguna extraña razón, no podían quedar nunca con él si no era para el máster). Si el Chico B se sentía mal, o bien se callaba o le callaban, ya que los temas académicos A eran más interesantes que los problemas B del Chico B.

Y llegaron las fiestas de la Gran Ciudad A, que se desarrollaban durante una semana A. El Chico B, una vez más, gilipollas como el solo, creyó a los chicos A cuando le dijeron "Tenemos que quedar para ir a las Fiestas A de la Gran Ciudad A". Pero los días iban pasando y los chicos A estaban demasiado ocupados con sus planes sociales A con otros amigos A de su infancia A en la Gran Ciudad A. El Chico B sólo se reunía con gente del máster A que provenía de otras ciudades B, C y D. Estos, a diferencia de los A, siempre estaban dispuestos a ver al Chico B, a escucharle, a hablar con él sobre cosas B como su vida B e inquietudes B, supongo que porque eran las mismas que las suyas.

Pero llegó un día en el que el Chico B se dio cuenta de todo y lo gritó al aire 2.0 (además de gilipollas, cobarde) y hubo gente A 2.0 que se dio por aludid-A. Y se rasgaron sus vestiduraAs y le recriminaron al Chico B el ser un insensible-B y un mentecato y un gaznápiro.

Y el Chico B pensó "me vais a comer todos la polla por turnos" "creo que tengo razón", y decidió desahogar un poco su frustración B escribiendo en su BBBBBBlogBBB. Y se dio cuenta, con tristeza, que por más que se empadronara en la Gran Ciudad A nunca podría ser uno de ellos, ya que no tenía "experiencia ciudadana A" ni opciones a conseguirla. Y se sintió infinitamente gilipollas por un momento, para luego peerse ruidosamente y gritar al aire: "¡Os lo BBBBBBrindo a BBBosotros BBBBichos AAAAAntipáticos!"

5 comentarios:

Srta. Freud dijo...

El final ha sido tan de "tirar una copa contra la chimenea" que esta tarde para merendar me voy a tomar un té americano a tu salud!!!
En la frase del final que está tachada te he visualizado con la cara de Yao Ming.....jajaja
Conclusión de todo esto: invitar a la super gente A, a que visiten la M. Seguro que les vA bieM.

Y sobre todo mucho animo, fuerza y coraje en este mundo de perras en celo!
Besotes XXL

Roberto dijo...

Yo siempre seré N,de neae,de esos que se suman a la ciudad D y que intentan interesarse, aunque sea un mínimo del chico B.
Hablando con palabras bíblicas:
No te rasgues la vestiduras, habrá quien siempre te crucifique y gente que te alague con hosanas, pero tú debes de saber bien a los que eliges. Palabras recogidas del evangelio de San Juan.

Anónimo dijo...

Me parece que he entendido la película... ¿La policía sabía que los de Asuntos Internos les tendieron una trampa? Lo siento, mi capacidad de atención es reducida a estas horas, XD (es broma).

¿Un consejo? Desata tu furia y cárgatelos A todos.

Un abrazo.

Kotei dijo...

Eso suele pasar, incluso siendo de la Ciudad A y buscando amigos en A. Al final te tratan mal, se aprovechan y cuando ya no te necesitan, si te he visto no me acuerdo. En fin, al final los verdaderos amigos se demuestran en los momomentos más dificiles, y ahí es donde estan, sin dejarse llevar por creencia, ideologías ni nada. Pero de esos, hay poquito.

Un beso

Arquilo dijo...

No creo que fuese tu intención, pero me ha parecido incluso divertido, parece una mezcla entre refrán, trabalenguas y juego de palabras, y es que en la vida el humor es importante para contrarrestar las putadas que te hace la gente.

No tengo nada que objetarte salvo en una cosa, con la que estoy en total desacuerdo: que no sea por turnos, mejor todos a la vez.

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