viernes, 3 de octubre de 2014

De repente

De repente,
Sentí una 
Inquietud 
Muy apremiante.
Tuve que salir a la calle.
Eché a andar.
Entré en el metro.
Acabé en un museo.
Contemplando las obras allí expuestas,
La inquietud se calmó.
Ante tanta belleza me abrumé
Y, por un momento,
Casi se me escapó una lágrima.
(Stendhal lo sabía ya).
Pero a medida que los colores
De Picasso, Gris y Dalí
se sucedían
Me sentí 
Vacío.
Salí del museo,
Hacia la noche.
El metro resultaba
Opresivo.
(Eso no podía saberlo Stendhal).
Pero la idea de volver
A mi dormitorio
Lo era aún más.
Y aquí estoy
Tratando de llenar este
Vacío
Con palabras.

jueves, 13 de febrero de 2014

Gente

Las generalizaciones nunca han sido buenas, pero no por ello dejan de ser una manera que tiene el ser humano de simplificar y, así, poder entender el mundo. Así, para poder comprender mi situación, me he visto obligado a simplificar o a darme cuenta de algunas cosas.

En la entrada anterior os contaba cómo, tratando de afrontar la ausencia de amigos que tengo en Londres (suena fatal, pero así es), me decidí a acudir a un intercambio de idiomas.

Estas semanas he ido un par de veces más y lo he pasado muy bien. He conocido a gente interesante y he podido comprobar que los intercambios de idiomas están plagados de españoles. ¿Qué raro, no? ¿Españoles en Londres? ¡Muy fuerte, cari! (guiño a la Pelopony).

"¡Muy fuerte, cari!" La Pelopony dixit
También he acudido al cumpleaños de un amigo mexicano que va y viene por motivos de trabajo, así como a una cena de trabajo con los compañeros del colegio. En ambos acontecimientos he hablado con gente de todo tipo. Muchas de ellas mostraron un sincero interés por entablar conversación conmigo, aunque dicho interés aumentaba proporcionalmente a la cantidad de alcohol ingerida. Los más espabilados ya sabéis qué tintes va a adquirir esta entrada. 

EXACTO. Me voy a poner intenso. Y voy a hacer también un listado de las conclusiones "sociales" poco halagüeñas. Estas son:
  1. Los compañeros de trabajo han sido siempre, son y serán solo compañeros de trabajo. No importa la temporal conexión que puede establecerse un día puntual fuera de la rutina. Todo mentiras. 
  2. Los ingleses no tienen ningún interés en que sea su amigo. Puede ser muy contundente, pero a día de hoy es así. Será cosa mía o quizás su manera de aproximarse, pero me resultan angustiosamente educados y movidos por la cordialidad cuando hablan conmigo y tienen que soportar mi acento inglés no nativo. Creo que, a sus ojos, no dejo de ser un mero inmigrante. No llego a persona. Y mira que en mi colegio hay gente "internacional" del mundo anglosajón en general. Da igual. No he cuajado. Estoy generalizando y quizás solo me afecta a mí, que soy un antisocial y no lo sabía. Gracias, Londres, por hacérmelo ver.
  3. Los españoles en Londres. Peliagudo. En los intercambios solo se acercan a mí aquellos que consideran que les puedo ayudar a prosperar en Inglaterra. Me piden consejos mientras halagan mis logros y esperan a que les dé la receta mágica del "éxito" (JA) desde mi "posición privilegiada". Resumiendo, solo veo interés. Conversaciones que solo giran en torno a sus problemas, donde queda clara mi posición como "mentor". Quiero amigos, no pacientes ni discípulos.También hay gente maja, por supuesto, pero no abundan. Gente que va y viene y que solo aparece para pedirte favores. Me siento muy triste por esto. Le doy igual a casi todo el mundo. Yo estoy aquí para ayudar, por lo que se ve. Y lo peor es que ayudo con gusto, porque soy así de ¿imbécil? ¿De necesitado de afecto que estoy dispuesto a canjearlo por consejos, ayuda y ánimos? ¿Aunque sepa que todo es una ilusión?
  4. Los españoles en Londres (segunda parte). Los amigos que han demostrado ser de verdad, ahí siguen. Pero la mezquindad del día a día, con el estrés y el trabajo, acompañada del hecho de que Londres es mastodóntica y es difícil encontrar el momento y el lugar, hacen difícil que nos veamos. Y cuando esto ocurre, al final acabamos ejerciendo de psicólogo del que más necesitado esté. 
En resumen: compañeros de trabajo, gente que me mira por encima del hombro y no me toma en serio e interesados. Jodida reflexión, ¿eh? Sus muertos a caballo. En resumen: gente.

Esta entrada es, en el fondo, un grito de socorro. No puedo decirlo de una manera menos ñoña, lo siento. Por favor, demostradme que me equivoco. Puede que esté tan cegado por mi propia mierda que no pueda ver más allá. 

En otro orden de cosas, en breve me iré a España unos días. Allí veré a mi familia, pareja y a un par de amigos que puedo considerar tales. Personas que cada día valoro más, porque me han demostrado que están ahí.

Que, en definitiva, son personas y no gente.

jueves, 23 de enero de 2014

Soledad e intercambios

El otro día llegué a una conclusión inquietante y sombría: me siento solo en Londres. Es por ello que necesito hacer más amigos en esta ciudad. Sin saber cómo, la gente que he conocido hasta ahora (agarraos, que llega la lista):

  • Han sido solo compañeros de trabajo, y en el trabajo anterior han quedado.
  • La gente con la que medianamente establecí cierta amistad en mi antiguo barrio, se ha convertido en meros recuerdos, debido a la distancia que nos separa (Londres es inmenso, como suponéis) y a que nuestra relación no era profunda.
  • Españoles que conocí en el Cervantes se han ido de Inglaterra, han cortado el contacto por decisión propia ("gente tóxica" que me ha hecho un favor esfumándose, todo hay que decirlo), o bien no tienen un horario compatible con el mío.
  • Amigos que residen en Londres a intervalos, con los que es bastante difícil quedar.
Porque reconozco que no estoy interesado en tener más amigos virtuales. No os ofendáis, me alegráis el día en Twitter y por aquí, pero en mi situación echo en falta el contacto humano real. El estar lejos de la familia, amigos y pareja, todos ellos en España, hacen que valore lo que una persona de carne y hueso puede aportarle a uno. 

Digamos que mi única interacción con gente en la vida real se da en el trabajo: compañeros y alumnos. Es curioso como antes no valoraba el placer de tomar un café con alguien, el hablar de todo un poco en un ambiente ajeno a las presiones laborales. Pero me he dado cuenta de que lo necesito. Mi vida es solitaria. El tiempo que no estoy en el colegio estoy solo. Solo en mi cuarto y solo en el gimnasio y en la biblioteca, aunque esté rodeado de gente. Porque son gente, no personas. Lo siento, pero hoy no me puedo explicar mejor.

No quiero decir con esto que tenga un montón de tiempo libre. Durante la semana, tengo un ritmo frenético de obligaciones (reales e impuestas): trabajo, estudios (wee), gimnasio, labores domésticas, etc. Llega el fin de semana y es ahí, a pesar de que suela tener trabajo y tareas pendientes, cuando más necesito tener a alguien a mi lado. ¡Y no estoy hablando de amor o sexo, solo amistad! "Qué ñoño, el tío" dirán algunos. Seh.

La cosa es que me vi a mi mismo haciendo algo tan patético sorprendente como buscar en Google "hacer amigos en Londres".  Y más sorprendente fue la cantidad de resultados que aparecieron. Parece que esta ciudad, como buena metrópoli que se precie, está repleta de gente sola. Di con un blog de un chaval español que también vive en Londres en el que ofrecía algunas alternativas. Me incliné por la que sugería asistir a alguno de los intercambios de idiomas (insisto, idiomas) que se ofrecen en esta ciudad constantemente. 

Ya había ido a algunos en España, pero mucho más "familiares", con unas 20-25 personas como mucho. Me puse a buscar grupos de Facebook y otras webs inglesas y finalmente di con una que organizaba intercambios (click, por si estáis en Londres y os interesa). Bueno, en realidad pedí información en varias y ésta fue la primera en ofrecérmela. 

Así que, no sé cómo, acabé en Leicester Square el domingo pasado, haciendo cola en una discoteca que habilitaba una sala exclusivamente para el intercambio. ¡Resultó tan extraño! ¿Cómo algo así podía ser tan masivo? Encima había "happy hour" y las bebidas estaban a mitad de precio, por aquello de emborracharse ligeramente para despertar la sociabilidad hidratar la garganta de tanto charlar. 

Al entrar te daban una pegatina en la que tenías que escribir tu nombre y los idiomas que hablabas y querías practicar. Por favor, era todo tan "grupo de ayuda"... Hasta ahí, bien. El problema era eso de aproximarse a la gente "por la cara", algo muy en plan "¿quieres hablar conmigo?". Nunca se me ha dado bien eso, ni siquiera en español. 

El inicio fue catastrófico. Tras dar varias vueltas, agobiado, me decidí a abordar a un grupito de lo que resultaron ser suecas. Intenté iniciar una conversación pero no estaban muy interesadas, ni en mi ni en practicar español, así que a los 2 minutos de conversación en inglés una de ella me dijo "Bueno, pues adiós". FAN. Me retiré al otro extremo de la sala a mirar al infinito mientras me repetía que eso no era lo mío y que había sido un gran error ir. De hecho, me concentré en terminar mi bebida para irme.

Pero afortunadamente se me acercó un chico colombiano muy agradable que, imagino que ante la imagen patética que ofrecía solo rodeado de gente (hablando de imágenes recurrentes), me vino a dar charla. Me contó que estudiaba inglés y que había venido ya a algunos intercambios. Me sugirió que fuésemos juntos a la pista de baile a entablar charla con más gente. Le estaré eternamente agradecido a este chico siempre. 

A partir de ahí, todo fue mucho más fácil. Charlé con eslovacos, estadounidenses, alemanes... y muchos españoles, que abundaba(mos)n por allí. Es curioso hablar con un paisano en inglés por deferencia al resto de la gente que te rodea para que todos puedan entender lo que dices. Estos españoles eran gente majísima que aprovechó para pedirme consejo, en "mi infinita sabiduría laboral". Claro que sí. Pero me sentí muy bien al poder ayudar (en persona, que no a través de Spaniards) a otros españoles a poder prosperar aquí, algo que no es fácil. 

Me encantó que una francesita se acercase a mí y me diese un toquecito en el hombro mientra me miraba con ojos de corderito, preguntándome si quería hablar con ella. No sé si sus intenciones iban más allá de la charla inocente, pero fuera como fuera, me subió el ego que una chica guapa de 23 añitos y sola me "entrase". Recordemos que soy un carcamal de 30 años. Estuvimos charlando animadamente y, entre muchas otras cosas, me dijo que tenía que estudiar interpretación "porque soy muy expresivo". Qué linda ella.

Finalmente, solo le pedí el teléfono al colombiano. La francesita al final no pareció muy interesada y los españoles se apuntaron el mío corriendo, pero para contactarme si me necesitaban [sic]. El colombiano, muy amable, incluso me esperó a que fuese a buscar mi abrigo para irnos juntos. Pequeños detalles que me llegan porque ya he perdido la costumbre de recibirlos.

En resumen: me alegro de haber ido y espero volver. Ojalá esto se perfile como una manera de conocer gente interesante y hacer nuevos amigos reales. Ya veremos si finalmente sigo en contacto con el chico de Colombia o alguno de los españoles, pero por ahora, "que me quiten lo bailao".

Y vosotros, ¿cómo estáis? ¿Os habéis sentido así alguna vez? ¿Habéis hecho algo "desesperado" para conocer gente?

PD: Como ya pregunté y pocos respondieron en el post anterior, ¿os gusta el formato vlog? ¿Queréis que "migre", que siga como está o que de vez en cuando suba vídeos? Me interesa vuestra opinión más de lo que creéis, y no solo porque sea un inseguro patológico.
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