Mostrando entradas con la etiqueta divagando. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta divagando. Mostrar todas las entradas

jueves, 23 de enero de 2014

Soledad e intercambios

El otro día llegué a una conclusión inquietante y sombría: me siento solo en Londres. Es por ello que necesito hacer más amigos en esta ciudad. Sin saber cómo, la gente que he conocido hasta ahora (agarraos, que llega la lista):

  • Han sido solo compañeros de trabajo, y en el trabajo anterior han quedado.
  • La gente con la que medianamente establecí cierta amistad en mi antiguo barrio, se ha convertido en meros recuerdos, debido a la distancia que nos separa (Londres es inmenso, como suponéis) y a que nuestra relación no era profunda.
  • Españoles que conocí en el Cervantes se han ido de Inglaterra, han cortado el contacto por decisión propia ("gente tóxica" que me ha hecho un favor esfumándose, todo hay que decirlo), o bien no tienen un horario compatible con el mío.
  • Amigos que residen en Londres a intervalos, con los que es bastante difícil quedar.
Porque reconozco que no estoy interesado en tener más amigos virtuales. No os ofendáis, me alegráis el día en Twitter y por aquí, pero en mi situación echo en falta el contacto humano real. El estar lejos de la familia, amigos y pareja, todos ellos en España, hacen que valore lo que una persona de carne y hueso puede aportarle a uno. 

Digamos que mi única interacción con gente en la vida real se da en el trabajo: compañeros y alumnos. Es curioso como antes no valoraba el placer de tomar un café con alguien, el hablar de todo un poco en un ambiente ajeno a las presiones laborales. Pero me he dado cuenta de que lo necesito. Mi vida es solitaria. El tiempo que no estoy en el colegio estoy solo. Solo en mi cuarto y solo en el gimnasio y en la biblioteca, aunque esté rodeado de gente. Porque son gente, no personas. Lo siento, pero hoy no me puedo explicar mejor.

No quiero decir con esto que tenga un montón de tiempo libre. Durante la semana, tengo un ritmo frenético de obligaciones (reales e impuestas): trabajo, estudios (wee), gimnasio, labores domésticas, etc. Llega el fin de semana y es ahí, a pesar de que suela tener trabajo y tareas pendientes, cuando más necesito tener a alguien a mi lado. ¡Y no estoy hablando de amor o sexo, solo amistad! "Qué ñoño, el tío" dirán algunos. Seh.

La cosa es que me vi a mi mismo haciendo algo tan patético sorprendente como buscar en Google "hacer amigos en Londres".  Y más sorprendente fue la cantidad de resultados que aparecieron. Parece que esta ciudad, como buena metrópoli que se precie, está repleta de gente sola. Di con un blog de un chaval español que también vive en Londres en el que ofrecía algunas alternativas. Me incliné por la que sugería asistir a alguno de los intercambios de idiomas (insisto, idiomas) que se ofrecen en esta ciudad constantemente. 

Ya había ido a algunos en España, pero mucho más "familiares", con unas 20-25 personas como mucho. Me puse a buscar grupos de Facebook y otras webs inglesas y finalmente di con una que organizaba intercambios (click, por si estáis en Londres y os interesa). Bueno, en realidad pedí información en varias y ésta fue la primera en ofrecérmela. 

Así que, no sé cómo, acabé en Leicester Square el domingo pasado, haciendo cola en una discoteca que habilitaba una sala exclusivamente para el intercambio. ¡Resultó tan extraño! ¿Cómo algo así podía ser tan masivo? Encima había "happy hour" y las bebidas estaban a mitad de precio, por aquello de emborracharse ligeramente para despertar la sociabilidad hidratar la garganta de tanto charlar. 

Al entrar te daban una pegatina en la que tenías que escribir tu nombre y los idiomas que hablabas y querías practicar. Por favor, era todo tan "grupo de ayuda"... Hasta ahí, bien. El problema era eso de aproximarse a la gente "por la cara", algo muy en plan "¿quieres hablar conmigo?". Nunca se me ha dado bien eso, ni siquiera en español. 

El inicio fue catastrófico. Tras dar varias vueltas, agobiado, me decidí a abordar a un grupito de lo que resultaron ser suecas. Intenté iniciar una conversación pero no estaban muy interesadas, ni en mi ni en practicar español, así que a los 2 minutos de conversación en inglés una de ella me dijo "Bueno, pues adiós". FAN. Me retiré al otro extremo de la sala a mirar al infinito mientras me repetía que eso no era lo mío y que había sido un gran error ir. De hecho, me concentré en terminar mi bebida para irme.

Pero afortunadamente se me acercó un chico colombiano muy agradable que, imagino que ante la imagen patética que ofrecía solo rodeado de gente (hablando de imágenes recurrentes), me vino a dar charla. Me contó que estudiaba inglés y que había venido ya a algunos intercambios. Me sugirió que fuésemos juntos a la pista de baile a entablar charla con más gente. Le estaré eternamente agradecido a este chico siempre. 

A partir de ahí, todo fue mucho más fácil. Charlé con eslovacos, estadounidenses, alemanes... y muchos españoles, que abundaba(mos)n por allí. Es curioso hablar con un paisano en inglés por deferencia al resto de la gente que te rodea para que todos puedan entender lo que dices. Estos españoles eran gente majísima que aprovechó para pedirme consejo, en "mi infinita sabiduría laboral". Claro que sí. Pero me sentí muy bien al poder ayudar (en persona, que no a través de Spaniards) a otros españoles a poder prosperar aquí, algo que no es fácil. 

Me encantó que una francesita se acercase a mí y me diese un toquecito en el hombro mientra me miraba con ojos de corderito, preguntándome si quería hablar con ella. No sé si sus intenciones iban más allá de la charla inocente, pero fuera como fuera, me subió el ego que una chica guapa de 23 añitos y sola me "entrase". Recordemos que soy un carcamal de 30 años. Estuvimos charlando animadamente y, entre muchas otras cosas, me dijo que tenía que estudiar interpretación "porque soy muy expresivo". Qué linda ella.

Finalmente, solo le pedí el teléfono al colombiano. La francesita al final no pareció muy interesada y los españoles se apuntaron el mío corriendo, pero para contactarme si me necesitaban [sic]. El colombiano, muy amable, incluso me esperó a que fuese a buscar mi abrigo para irnos juntos. Pequeños detalles que me llegan porque ya he perdido la costumbre de recibirlos.

En resumen: me alegro de haber ido y espero volver. Ojalá esto se perfile como una manera de conocer gente interesante y hacer nuevos amigos reales. Ya veremos si finalmente sigo en contacto con el chico de Colombia o alguno de los españoles, pero por ahora, "que me quiten lo bailao".

Y vosotros, ¿cómo estáis? ¿Os habéis sentido así alguna vez? ¿Habéis hecho algo "desesperado" para conocer gente?

PD: Como ya pregunté y pocos respondieron en el post anterior, ¿os gusta el formato vlog? ¿Queréis que "migre", que siga como está o que de vez en cuando suba vídeos? Me interesa vuestra opinión más de lo que creéis, y no solo porque sea un inseguro patológico.

lunes, 14 de octubre de 2013

Jectah

Antes de entrar en materia, sé que no he cumplido mi propósito de escribir semanalmente y lo siento. Prometo portarme bien a partir de ahora. En serio. Yeeep. Pero sí estoy dibujando, así que puedo decir que estoy cumpliendo parte de la promesa. Quien no se consuela es porque no quiere.

Desde que llegué a Inglaterra y me vi obligado a hablar inglés para sobrevivir en una tierra que no es la mía, rodeado de costumbres extrañas y personajes dispares, hay una idea que me ronda la cabeza. Allá va: yo no soy yo en inglés. Me explico. Creo que mi "versión inglesa", angloparlante es diferente de mi versión original, mi "versión española" (saludos a Cayetana Guillén Cuervo). O lo que es lo mismo, tengo una personalidad inglesa y otra española, según el idioma que utilice.

Cuando ya comenzaba a pensar que estaba peor de lo que creía, le pregunté a los españoles que conozco aquí si habían notado lo mismo y SÍ. Y parece que el tema es generalizado, señores. “Aprender un idioma nuevo es obtener una alma nueva”, reza un proverbio checo o como dice Karl Albretch, “cambia de idioma, cambia tus pensamientos”, son sin duda la respuesta al cambio de personalidad que adoptamos cuando hablamos en otro lenguaje.

Y ahora, un poco de copy-paste (no penséis "vaya vago", sino "qué muchacho más honrado y atractivo"):

"A esta conclusión han llegado científicos americanos que estudiaron el comportamiento de mujeres bilingües. Estas mujeres se habían criado en inglés y español. Conocían ambos idiomas y ambas culturas igualmente bien. A pesar de esto, o quizá por eso mismo, su comportamiento dependía del idioma. Cuando hablaban español se mostraban más seguras. También se sentían bien cuando a su alrededor se hablaba español. Pero cuando tuvieron que hablar inglés, su comportamiento cambió. Se mostraron entonces un poco menos confiadas y a menudo también inseguras. Los científicos se dieron cuenta de que las mujeres parecían más aisladas. El idioma que hablamos, por tanto, condiciona nuestro comportamiento. Los investigadores no saben por qué sucede esto. Probablemente nos orientemos en función de las normas culturales. Al hablar, pensamos en la cultura que engloba un determinado idioma. Esto ocurre de forma mecánica. En otras palabras: intentamos adaptarnos a esa misma cultura. Así que nos comportamos como suele ser habitual en cada cultura. Los nativos chinos siempre son muy reservados en los experimentos. Pero cuando hablan inglés se muestran más abiertos. Tal vez modifiquemos nuestro comportamiento para integrarnos mejor. Queremos ser, en definitiva, como aquellos con los que nos comunicamos…" © Copyright Goethe-Verlag GmbH 2013. All rights reserved.

Y ahora voy a describiros como es mi personalidad inglesa, "anglopersonalidad", "cara B" o mis cojones. Voy a hablar de ella (él) en tercera persona, porque soy así de estupendo y porque siempre parece más sencillo describir a otra persona que describirse uno mismo, ¿verdad?. Y por no hablar de que la primera persona del singular es como la autocompasión: cansa. ¿Qué ha sido eso? Ah, sí, un ataque de genialidad: acabo de decidir que mi personalidad inglesa se va a llamar como mi antigua jefa que en paz descanse (besis, mona) pronunciaba mi nombre: Jectah [sic]

Jectah sonríe mucho. Y abre mucho los ojos cuando le hablan. Le gusta asentir mientras su interlocutor habla, para darle "feedback" positivo y hacer ver que entiende absolutamente todo lo que le dicen, juegos de palabras y sarcasmos incluidos. Porque Jectah es una persona que escucha, que prefiere hablar poco. Le gusta tanto escuchar que a veces parece que lee los labios a la vez. De hecho, suele alimentar el fuego que es la verborrea ajena con leños en forma de "really?", para así enfatizar que participa en la conversación. Porque Jectah suele tener la sensación de que la gente quiere hablar, hablar y hablar y que solo necesita algo de público para los monólogos.

Su sonrisa se vuelve una alegre carcajada ante el mínimo chascarrillo ajeno. A veces no le pilla la gracia, pero "donde fueres haz lo que vieres". Jectah quiere encajar ante todo. Cuando Jectah habla, no siempre va al grano. A veces duda y da vueltas hasta que cree que por fin a explicado lo que le ronda la cabecitazota. En eso nos parecemos, aunque él no utiliza juegos de palabras ni se deja llevar por la ironía. Eso no quiere decir que sea franco, no. A veces es sibilino y suaviza mucho lo que dice, desde que una vez lo calificaron de "agresivo" por hablar sin tapujos y exigir respuestas claras, aunque a veces éstas fueran tan sencillas como un sí o un no.

Jectah no tiene buena voz pero canturrea. O a veces solo tararea mientras realiza su trabajo. La gente piensa que Jectah es tremendamente feliz y optimista, con su sonrisa perenne y su canturreo. ¿Cómo no habría de ser feliz, en esta ciudad maravillosa que tantas oportunidades le brinda? Supongo que la gente que le rodea no tiene en cuenta que por más museos, parques verdes y eventos culturales que haya, Jectah está solo en esta isla. ¿Pero quién va a imaginarse eso? ¿Alguien le ha preguntado cómo se siente, más allá del "how are you?" de por las mañanas, que no pasa de ser una pregunta retórica? De todas maneras, Jectah solo dice cosas positivas de todo y de todos. Nunca lo oirás quejarse (para eso ya estoy yo).

Jectah pide perdón por todo. Estornuda y pide perdón. Tose y pide perdón. Habla alto y pide perdón. Tiene una pregunta y pide perdón antes de interrumpir a su interlocutor para formularla. "Sorry". Eso es síntoma de que está muy bien educado. No hay nada más desagradable que una persona que llama la atención y no pide perdón en esta cultura. A Jectah le pisan el pie en el metro y "se sorriza".

Alegre pero tímido, vivaz pero distante, está ahí siempre pero pocos le conocen porque no habla de él, gran oyente. Algunos piensan que está un poco sordo, porque de vez en cuando se le enturbian los ojos y dice su consabido "sorry" antes de pedirle a su interlocutor que repita.

¿Os gusta Jectah? Tiene sus días, como todos, pero no es mala gente. A mí me parece un poco hueco, una vaina medio vacía. Creo que en el fondo espera ser temporal, desea no perdurar. ¡Pero no creo que sea ni mejor ni peor que yo!

Espero vuestros comentarios y opiniones, que me dan la vida 2.0

¡Feliz semana, darlings!

martes, 30 de abril de 2013

Meta-blogueando

He estado pensado que debería escribir un poco más por aquí. No sé si a diario o un par de veces por semana... pero se me plantean dos cosas:
  1. Qué mierda os cuento.
  2. Cuándo coño lo hago.
Uno intenta currárselo mínimamente cuando escribe ("aunque no se note" grita alguien de fondo). No me refiero a que haga borradores, lo haga a mano y luego lo escriba a limpio como cuando estaba en... ¿EGB? Nah, quiero decir que me gusta escribir cuando tengo algo que contar.

Pero ya sé que a vosotros no os van las frases ingeniosas ni las historias elaboradas, porque si no estaríais leyendo novelas e historias de calidad y no blogs, leñe. Es broma. No, no es broma. Vale sí, porque yo leo blogs y libros (es más, libros en formato analógico) y buscamos según que cosa en según qué sitio. Mi duda se debe a que he tenido un momento de "jartura" esta tarde, con la mala fortuna de tener el Twitter delante (váter de ideas como ningún otro) y me dio por escribir "A TOMAR POR CULO" y tuve tres respuestas y dos favoritos. Ea.

Retomando, que voy a escribir un poco más. Me estoy asustando ahora mismo ante mi aparente facilidad de escribir chorradas conforme me salen (véase esta entrada), así que puede ser un buen ejercicio de salud mental para desconectar y para practicar el español, que con tanto inglés se me está atrofiando, aunque eso no implique que mejore en este segundo idioma.

¿Qué os parece? Como si me importara. Pero si queréis dejar opiniones a modo de comentarios os lo agradeceré mucho.

Y para finalizar, una frivolidad más:

Bienvenidos al festival del humor.

viernes, 19 de abril de 2013

¿Estás bien?

Llevo varios días en los que la gente me pregunta "si estoy bien". Y entonces me paro y me analizo. ¿Qué imagen proyecto? Lo cierto es que desde que llegué de España tras pasar las vacaciones de Pascua, he entrado en tiempo de re-habituación, pero no es que me sienta mal. Echo de menos todo, pero me esfuerzo por tener una actitud positiva ante el futuro.

Y cuando empecé a justificarme, diciendo que quizás estaba un poco gruñón desde mi vuelta, que tenía la cabeza en varios sitios, que si espero respuestas de las ofertas de trabajo que he solicitado... empecé a entristecerme. ¿Pero qué es esto? ¿Estaba realmente mal y no lo sabía? ¿Me sumí en la autocompasión ante la "oportunidad", la veda abierta que me habían dado al preguntarme? ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?

Cuando estaba en Sevilla, estudiando la carrera, sí que me llevaba a veces auténticos sofocones cuando volvía de las vacaciones. Pero creo que eso ya no me pasa. No sé si será que me he hecho adulto, o que vivo mis miserias de otra manera menos evidente. En cierta manera, me siento anestesiado. ¿Cómo si me hubiese dado cuenta de que al final no merece la pena pasarlo tan mal? Quizás, aunque a veces doy pasos atrás y me desespero.

¿Cuándo estamos al 100% bien?

martes, 11 de diciembre de 2012

Elenafranciseando

Hoy he recibido un mensaje de otro forero de Spaniards.es preguntándome sobre cómo buscar trabajo de profesor en Londres. No le conozco, pero me he quedado a gusto con lo que le he escrito. ¿Por qué? Porque creo que resumo bien las conclusiones a las que he llegado tras 3 meses aquí (justito hoy los hago). 

Pues eso, que copio y pego (vale, también añado un par de cositas sin importancia). Añado negritas y cursivas para aportar mayor carga dramática que yo soy muy de eso.


¡Hola! Peliagudo todo. El QTS lo necesitas, SUPUESTAMENTE. ¿Por qué supuestamente? Porque luego todo es mierda. Te dicen que estás sobrecualificado y que eres una maravilla PERO que, sin experiencia de profesor en Inglaterra, no puedes dar clases. Te recomendarán voluntariados y/o que hagas de teaching assistant. 

Hace poco he llegado a una conclusión: lo tenemos muy jodido también para ser TA porque el papel fundamental del TA es el de refuerzo de "Literacy" y "Numeracy". Y claro, Literacy... pues no somos ingleses y no hablamos el inglés de la reina. Puede que consigas algo en un instituto, pero menos probable que puedas trabajar en un cole de Primaria "dando de leer" a niños pequeños.

Suena duro, pero es lo que siento tras 3 meses aquí: UK es una mierda cubierta de purpurina (Estela Reynolds dixit), de lejos deslumbra pero de cerca apesta. Teóricamente puedes ser profesor aquí con tu QTS y tu máster, pero la realidad es otra. Yo estoy de Design asn Technology Technician. Puedo participar en las clases como un TA, pero como contrapartida tengo que preparar y limpiar los cacharros después de la clase de Food Technology  y mil marrones más. Algo estoy aprendiendo sobre cómo funcionan los institutos de aquí, y lo poco que sé no me gusta: alumnos pasotas, profesores todo el día gritando... Pero bueno, mi cole no es un buen cole. Y eso me recuerda a otra cosa: solo los colegios chungos son los que se han interesado en hacerme entrevistas. Claro, porque a esos puestos no "aplica" nadie. Y los colegios buenecitos quieren británicos, al menos de tercera generación. Porque esta es una sociedad MUY CLASISTA. [...]

Ea, qué a gusto me he quedado. [...]

Elena Francis, mi mentora


domingo, 25 de noviembre de 2012

Hogar+Trabajo+Vida Social

Buenas!

Hoy llevo un día muy tonto. Apático total. A ver si escribiendo aquí me animo.

Comencemos. Poco a poco sigo haciéndome un huequito aquí. Esta semana me he centrado en hacer un poco más acogedor mi cuarto. Fui a Ikea, con el firme propósito de dar un paseo y comprar un par de chorradas que necesitaba... y un tablero de mesa.

Ya había ido hacía un par de semanas, e incluso había llegado a comprar el tablón. Pero la perspectiva de llevarlo en bus además de un pateo desde la parada hasta la casa me echó atrás. Así que fui a preguntar cuánto costaba que me lo llevasen y no logré que me atendiesen los proactivos dependientes, así que hice cola en el mostrador de devoluciones y allí lo dejé.


Pero el viernes, subyugado por el espíritu Ikea, me dejé llevar y lo re-compré. Cuando fui a la parada de autobús, de noche y con un frío del carajo, me encontré con la feliz novedad de que todos los autobuses que pasaban iban llenos. Tras la primera media hora de espera a que llegase un autobús menos concurrido, me aventuré a tratar de entrar en uno. Pero el conductor, con muy malos modos, me dijo que nanai. Me cagué en sus muelas, sin piedad.

Tras la neura, volví cargado al Ikea y, esta vez sí, pude preguntar cuánto costaba el transporte. En resumidas cuentas, diré que costaba más el collar que el perro. Esto se convirtió en algo personal, ya que soy consciente de que hay gente que hace verdaderas mudanzas en autobús. CHALLENGE ACCEPTED.

Así que, tras comerme un perrito caliente (en el de Jerez te ponen pepinillos y cebollita, aquí no -solo les falta escupirte en la salsicha-), me dirigí, haciendo músculo con la mesa, de nuevo a la parada. Tras media hora más de espera, logré subirme a un bus, feliz como una lombriz. 

Y este es el resultado:

Antes (al poco de mudarme)
Después
También tengo sábanas nuevas y unas baldas (pero no de /Aikiah/). Más mono todo!

Más cosas.

Estoy intentando entablar conversaciones con los profesores de lenguas modernas del instituto. También hay un departamento de "English as an Additional Language", debido a que el ¿85%? del alumnado no es británico. El lunes pasado pude hablar con uno de los encargados, que resultó ser de español aunque creo que el tipo es árabe. No le pude contar mi vida y milagros puesto que era un cambio de clase, pero se mostró muy interesado. Le dije que ahí estaba para lo que necesitase. He intentado "tropezarme" con él otra vez pero no ha habido manera, así que le mandé un email con todo el morro, ya que quiero saber su opinión acerca del Instituto Cervantes y sus cursos para profesores. Es que me planteo hacer uno y es un pastizal... y no es plan de que me pase como con el IELTS, que me gaste el dinero (y tiempo) para que luego nadie sepa qué es. Sigo esperando respuesta #YAO

Y, siguiendo la recomendación de mi compi, he visitado la web meetup, para conocer gente con gustos comunes e ir haciendo amiguetes y conociendo la ciudad. Por ahora, me he apuntado a dos grupos de dibujo al aire libre (uno de ellos se reúne el próximo sábado), a otro de paseos por Londres y a uno de españoles.


Ahora que (me) leo: ¿no son estos tres de los pilares fundamentales del ser humano, hogar, trabajo y las relaciones sociales? Quiero creer que hago cosas coherentes, y cada vez que veo (o me invento) un patrón lógico me quedo más tranquilo. Como si no todo estuviese perdido.

Para finalizar, y aunque sé que os la pela muchísimo, sigo mirando el tema de los vídeos. Mundo apasionante, desde luego, pero también complejo. Pronto tendréis más noticias. Acepto recomendaciones, links y demás sobre programas de edición, trucos, etc.

Abrazotes y cuidarsen.

martes, 31 de julio de 2012

NO-Día

Pasos para cocinar un día de frustración, a partir de ahora "NO-Día":

  1. Levantarse físicamente cansado debido a una sesión devastadora de ejercicio para liberar estrés. El estrés se medio libera, pero el agotamiento permanece varios días.
  2. El cansancio físico se mezcla con el mental. Empiezas a revisar los emails de ofertas de trabajo en el extranjero y compruebas que sigues sin recibir respuesta por parte de otras solicitudes enviadas. Sientes hastío.
  3. Ante la necesidad acuciante de desahogo, entras en las redes sociales, donde Twitter ocupa un puesto relevante. Te revuelcas en autocompasión delante de extraños y tratas de justificar tu malestar ante la opinión ajena (y que, por ello, no debería ser de tu interés). Lejos de relajarte, has retroalimentado tu frustración y estás peor. Craso error.
  4. Recuerdas que necesitas comprar algo con relativa urgencia/hacer un recado para otra persona que sabe que "tienes mucho tiempo libre por las mañanas". 
    1. Coges el coche y hay atasco. No encuentras lo que buscas después de perder horas.
    2. Coges la bici y tienes problemas del tipo: se sale la cadena varias veces, se pincha la rueda, de descoloca el manillar. Es una bici nueva, pero tú eres un gafe. Ah, por cierto, tampoco encuentras lo que estabas buscando. Y sudas mucho porque la temperatura sobrepasa ampliamente los 32ºC de media.
  5. Vuelves a tu casa. Escribes este post mientras te visualizas defecando sobre varias cabezas que no son la tuya. Deberías haberte concentrado en estudiar inglés o seguir echando CVs en despiadadas empresas extranjeras que consideran que todo lo que venga de España es mierda con pelos.
Recomendación ante un "NO-Día": date un premio, aunque sea una tontería. Yo hoy me he autorregalado un libro barato, aunque creo que me va a sentar regular su lectura: "Simiocracia", de Aleix Saló.

Y esto lo he escrito como casi todo lo que escribo por aquí, sin pensar y conforme se me va ocurriendo, sin un plan determinado. Como dice el propio Saló en el libro, "considerándome un autor bastante mediocre, y siendo éste un momento histórico lleno de incertidumbres [...], la única vía que veo segura es la de la improvisación".

lunes, 30 de julio de 2012

Sudor

El sudor que resbala por mis brazos me confirma que quizás me esté pasando. Ciertamente, encontrarme en esta situación tan extenuante acaba pasando factura al cuerpo. Pero, aunque mi físico me pida un respiro no puedo parar. Ahora no, aún no, sé que aún puedo soportar mucho más.

Mi cara se acerca al suelo en una postura que no es natural... y por ello, es efectiva. Noto que todos mis músculos se contraen y se relajan rítmicamente, siguiendo una lógica interna que al principio fue definida por mí pero que luego se escapó de mi control. Realmente siento que es mejor así, abandonarse, no pensar. Es más, creo que estoy pensando demasiado. Debería dejarme llevar, como los otros.

Aún estando en una situación tan vulnerable, completamente entregados a nuestro quehacer, no podemos ponerle fin, al menos por ahora, aunque el cuerpo es sabio y determinará cuando parar. El papel de la marabunta que nos rodea también es ése, el de determinar cuándo y cómo utilizar los resquicios que nos dejan libres, ya sea de manera consciente o por descuido.

Descuidos... déjate llevar, sigue los designios de tu cuerpo y del ritmo ajeno, pero reserva una pequeña parcela de tu mente alerta. Mirando también se aprende, y más aún teniendo en cuenta nuestro amplio número. Las caras se contraen por el esfuerzo, aunque sus expresiones dejan entrever un placer complejo y casi indefinible. Todos hemos venido a lo mismo y nuestras reacciones son similares. No me atrevería a decir que seamos un banco de peces, pero hemos aprendido a coordinarnos. Nadie nos ha enseñado ni hemos practicado, y a pesar de eso mantenemos un equilibrio delicado pero efectivo.

No todo es visual, evidentemente. El oído se agudiza como respuesta a la situación, la esfuerzo, al calor... y a lo divertido que resulta aunque cueste mucho, como delata nuestra transpiración. Y se escuchan golpes secos, cuerpos que se dejan caer, violentas carcajadas y gemidos ahogados. A veces, es solo la suma de respiraciones aceleradas, jadeos ajenos que se funden con los que mi cuerpo emite independientemente de mi voluntad. Y de fondo, siempre de fondo y cada vez más fuerte, el timbal sordo de mi corazón retumbando en mi cabeza. Casi puedo sentir los latidos de los otros, aunque no los escuche. Parece que surge un nuevo sentido, mezcla del tacto y del oído, de carácter primario y animal, que permite percibir los sonidos internos, viscerales, de la muchedumbre que se agolpa. Hemos perdido lo que los psicólogos llaman la "zona íntima" del espacio que envuelve a nuestro cuerpo precisamente por estar todos tan juntos. Eso, lejos de incomodarnos, nos estimula aún más, como si compusiéramos entre todos un único cuerpo homogéneo que late, vibra y suda al mismo ritmo. Los peces nadan cada vez más cerca y se funden en un ser que no es un único animal mayor, sino algo más complejo e inquietante.

¿Qué fue de la ropa? Mucha quedó en el camino. La que permaneció en su sitio se ha pegado a mi piel, formando pliegues, valles y colinas que se suman a las que ya poseo en mi cuerpo de manera natural. La ropa empapada, si fuese capaz de razonar (aunque quizás razone más que yo en esta situación), admiraría su recién adquirido estado semisólido, su "mercurización", y disfrutaría ocupando intersticios y lugares que no son habituales. Esta segunda piel de mercurio adquiere vida propia y va dejando zonas desprotegidas al azar, contribuyendo a la sensación de vulnerabilidad que ya cité antes. Sé que puede que enseñe demasiada piel, pero como la barrera entre piel real y piel textil se ha volatilizado, eso ya no me importa. Nadie va a decir nada: está bien, muéstrame tu envoltura, estírate, ténsate, gime... pero no te preocupes de la ropa.

Dolor, esfuerzo, placer, extenuación, sudor, corazón desbocado, sentidos agudizados... todo llega a un extremo intolerable al cabo de cierto tiempo (¿qué hora es? En el fondo no importa, ahora solo manda mi reloj interno, mis entrañas magulladas) y me desplomo. De repente, me siento muy sucio, la vulnerabilidad ya no es agradable, sino algo que atenta contra mi yo racional. No quiero que me miren, aunque deseo quitarme la poca ropa que me queda encima y gritar "ya está, no puedo más, debo retomar el control de mi cuerpo, de mi vida". Afortunadamente, el resto de cuerpos siguen concentrados en su frenética actividad. Necesito agua fría, sumergirme en ella para volver a recuperar la estabilidad, volver a sentirme limpio y cuerdo.

Entonces salgo de la sala de fitness y me voy a los vestuarios del gimnasio para darme una ducha.

lunes, 11 de junio de 2012

Los astros de la risa

Aprovechando que estaba en casa de mis padres y que tenía a mi disposición revistas que no suelo comprar, me dio por leer mi horóscopo en una de ellas:

"CÁNCER: Vas a vivir una semana positiva. La Luna en su fase menguante te liberará de una carga que no te permitirá avanzar. Tu vida cambiará a mejor y aumentará tu suerte. Ahora podrás conseguir algo que te ilusiona desde hace tiempo y que ya dabas casi por perdido y también podrás llegar a acuerdos profesionales que te ayudarán a mejorar tus finanzas. Pisa fuerte y confía en ti. Suerte en exámenes".

Acto seguido, y ante tanta información optimista, alzo la mirada de la revista y me pongo a buscar una cámara oculta. Desde luego, debía de hacer mucho tiempo que no leía horóscopos, porque los recordaba del estilo "una de cal y una de arena". Ver tantas "buenas noticias" me pareció inquietante, casi un complot. Más que nada porque es lo que busco desde hace ni se sabe de tiempo: "llegar a acuerdos profesionales", "conseguir algo que me ilusiona", "liberarme de cargas para avanzar"...

Curiosamente, no hace ninguna referencia a las otras "dos cosas que hay en la vida", es decir, salud y amor. Me da por leer, al azar, algunas de las predicciones para otros signos y encuentro perlas del estilo "tu vida sexual será muy gratificante", ""podrás dar un aire romático y apasionado a tu pareja"... o ya, para escupir bilis por lo trillado del comentario, "intenta ser feliz, te lo mereces". No me queda otro remedio que alcanzar la conclusión de que ésta es la lectura más profunda a nivel filosófico que nos tomamos la molestia de realizar en estos tiempos modernos, y evidentemente, la persona que redactó estos informes semanales esotéricos (ya sea pitonisa o el becario de turno), se sintió bajo la responsabilidad de repartir una amplia dosis de pseudoprofundidad mística.

Sin más, respiro hondo y pienso "que sea lo que los astros quieran". Voy a servirme una copa de champán y me voy a sentar a esperar a que me llamen de todas las empresas internacionales a las que envié mi CV para ofrecerme el trabajo de mis sueños. Tendré que superar la tesitura de si la oferta que elijo es la mejor, aunque, puestos a llevarlo todo al extremo, mi horóscopo dice que acertaré. ¿"Algo que me ilusiona desde hace tiempo"? Hay tantas cosas... pero seguro que el cosmos ha determinado cuál es la que más ilusión me hace y me la cumplirá (por favor, que sea que mis vecinos me devuelvan el saludo en el ascensor o que le caiga un rayo encima a taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaantos politicastros que se lo merecen).

Pero me pregunto cuál será la carga que no me permite avanzar y de la que me liberaré a la de ya. ¿Será acaso mi pene descomunal? ¿Será de tipo físico, mental o espiritual? Últimamente no voy muy bien al baño... igual me tiro dos días sentado en el váter "liberándome de la carga" y todo. Quizás sea mejor que vaya instalando un manillar delante de mi trono porcelánico y que compre ambientador "Frescor primaveral" (o algún otro de nombre igualmente sugerente e ideado por un publicista visionario).

En definitiva: os tendré informados acerca de si se cumplen estas predicciones, a no ser que me vea envuelto en un maremágnum de sensaciones pop (como diría La Casa Azul), hombres lascivos o nadando en monedas de oro, "Tio Gilito-Style". Por lo pronto, os deseo la mejor de las semanas a vosotros!

ACTUALIZACIÓN (14/06/12): Por ahora, nada se ha cumplido. Es más, se puede decir que llevo una semana de mierda. Dejémosle un poco más de tiempo a la predicción para ser justos. Total, tiene hasta la medianoche del viernes al sábado... Esperanza Gracia, no tienes de lo uno ni de lo otro.


ACTUALIZACIÓN (18/06/12): A quien pueda interesar: la semana laboral ha sido merde avec poils. Las cosas mejoraron un poco el fin de semana, que ha sido una vorágine social. Pero mi vida sigue igual, o peor, si tenemos en cuenta que tengo menos dinero que hace una semana. Besis.

lunes, 5 de marzo de 2012

El otro tiempo

No sé si a estas alturas ya habré perdido a todos mis seguidores, y todo por no publicar con asiduidad, o, al menos, periódicamente... La oposición es una amante exigente, pero lo cierto es que no es sólo por el tiempo que me dedico a estudiar, sino por "el otro tiempo".

Ese "otro tiempo" debería ser el tiempo de descanso, aquel que está hecho para no estar delante de los apuntes-libros-ordenador consultando cosas, el tiempo de relax, e, incluso, el de sentarme aquí a desvariar. Pero, lamentablemente, ese cupo de tiempo lo llena la incertidumbre que provoca la situación actual, en la que cada día me levanto pensando "a ver qué mala noticia me dan hoy". Al menos son malas noticias relacionadas precisamente con la convocatoria de las oposiciones. Entendamos por "incertidumbre" lo que me provoca esa incertidumbre: ansiedad, mal cuerpo, estreñimiento, apatía, insomnio, ganas de matar, irritabilidad...

Que si cambian el temario, que si la Junta saca la convocatoria, que si se reúne la Consejería de Educación con el Ministerio de Hacienda (para jugar a las palmitas, digo yo, porque no sacan nada en claro), que si amenazan con impugnar las oposiciones, que si el PP tiene todas las papeletas de llegar a la Junta en las próximas elecciones de este mes y que, si lo hace, cualquiera sabe cuándo congela o no... En fin, dudas y más dudas.

Si yo soy feliz dibujando, leyendo, escuchando música, aprendiendo pamplinas de Corel Draw, interesándome por nuevas recetas de cocina (sí, soy una especie de Bree Van de Kamp a la andaluza, y con pelos), yendo al gimnasio a desfogar en el step, indagando en el mundo de los "musculitos y sus máquinas" (voy progresando, me noto más potentorro, gracias a la ira homicida que a veces me embarga y debo soltar machacándome en el gym).

¿Te imaginas que todos esos "gigantes con pies de barro" o "torsos con patitas de gamba" no sean más que gente muy frustrada a nivel personal, intelectual, laboral... sexual (heteros curiosos incluidos), que van a darlo todo con las mancuernas para desahogarse? ¿Te imaginas? ¿Y que adoren hablar entre ellos de sus abdominales, deltoides y tríceps porque si hablasen de temas serios podrían echarse a llorar, mostrándose vulnerables? Me parece que proyecto demasiadas inquietudes personales sobre los demás, pero en el fondo creo que lo hago porque necesito ser "uno más", sentir que todos llevamos una carga, del tipo que sea, y que nos esforzamos en que no se note demasiado. Intentamos ser normales, hacer la compra, estudiar, trabajar, relacionarnos con los demás, aunque a veces nos asalte una especie de ira sociópata que nos empuje a gritar, a mandar a la mierda, a dar un portazo... o simplemente a no levantarnos de la cama porque, tras 20 minutos despierto con el despertador en la mano, no encuentres ningún aliciente válido para levantarte que no sea "el no preocupar a tu pareja/familia/compañero de piso".

Y es que parece que debemos forzarnos a que esta sociedad de mierda continúe en marcha, aunque sea hacia un barranco sin rumbo fijo, porque si no lo hacemos nos sentimos mal, o mejor, nos hacen sentir culpables por no ser felices, por hacer patente que algo no funciona, por obligar a los otros (a los que nos recriminan que no actuemos de manera socialmente aceptable) que redoblen sus refuerzos personales para aguantar en un presente que no sugiere nada bueno en un futuro inmediato.

Estos son los pensamientos atropellados que me provoca mi estado emocional actual. A veces me planteo dejarlo todo, irme de España, empezar en otro sitio... ¿pero qué hago con mi pareja? ¿En serio fuera estaré mejor? Incluso me planteo emprender, abrir una academia, hacer algo, tomar las riendas... ¿pero este país es el indicado para hacerlo? ¿Acabaré peor de como empecé, sin un duro, con deudas y más frustrado aún?

Lamento no tener mucho más que contar, o que crea que merezca la pena contar aquí, pero no soy Adam Lamber y no estoy aquí "For your entertainment". Simplemente esto me crea cierta "obligación" y la aprovecho para desahogarme. Sí, os utilizo. Superadlo.

¡Un abrazo apretado y feliz semana!

PD: Esta es mi primera entrada programada, tras tantos años escribiendo en blogs (los posts del blog Apoyo LGTB no cuentan porque las programa el administrador). Quería comprobar algo que me dijo DBorrallo, respecto a las horas de máxima afluencia de lectores...

domingo, 22 de enero de 2012

Divagancia de domigo


Antes era inocente.
Antes no pensaba mal de la gente, como norma general.
Antes no desconfiaba.

Algunos me diréis: "mejor que hayas cambiado eso, en realidad hay muy poca gente digna de confianza y a la que te puedas entregar sin restricciones". En eso sí estoy de acuerdo. Lo que me preocupa es pensar qué efectos negativos ha tenido en mí ese supuesto proceso de "maduración social".

Veamos. Yo solía ser una persona espontánea a la hora de decir lo que pensaba, o de echarme a reír ante cualquier chorrada que me contaran si me apetecía. Ahora me reservo mi opinión, aunque a veces me abandono a la verborrea y hablo demasiado. Pero hablo sin decir nada, sin mojarme; o peor aún, me contradigo.

Por otra parte, de vez en cuando me siento falso conmigo mismo. Eso ocurre cuando trato de recuperar ese atisbo de inocencia que creo mantener. Pero claro, ese no soy yo. Soy otra persona que juzga los comportamientos ajenos, por no hablar de los míos, con los que me suelo vapulear. Un buen amigo mío me decía hace años que le gustaba contarme sus problemas y quebraderos de cabeza porque yo sólo le escuchaba, le mostraba apoyo y, sobre todo, no le juzgaba. ¿Pero, a día de hoy soy así? No lo sé, sospecho que no, que he perdido eso. Me da pena pensar así, porque, en el colmo de la autocompasión, me siento peor persona.

¿Qué derecho tengo de animar a mi pareja cuando llega a casa después de un día miserable de trabajo? ¿Cómo puedo decirle que no se preocupe, que mañana será un día mejor, y ofrecerle un almuerzo que, por el simple hecho de haber sido cocinado "con amor" va a quitarle las penas? ¿Cómo puedo hacerlo si no me creo nada de lo que digo? ¡Si trato de animar a otra persona con remedios teóricos que no han podido animarme a mí! 

Y es que a veces no me gusta como soy. No sé si es que no me gusta ser lo que se supone que es un adulto o que me encantaría volver a reír a carcajadas sin pensar en las consecuencias del mero acto de reírme. 
Pero en el fondo, lo que más me preocupa, lo que temo, es haberme vuelto un cínico y tener muy poca esperanza en el futuro, o un cobarde que no se atreve a tomar las riendas de su vida haciendo algo drástico para mejorar su situación laboral personal. Y algunos, los más habladores y participativos, responderéis: "es normal sentir pesimismo ante la situación social, política y económica, pero no por ello puede uno lanzarse sin red a acometer cambios". Tenéis respuestas para todo, jodíos. 

Es bueno no tener nada interesante que escribir para verme obligado a poner aquí pensamientos recurrentes. Está bien así. Ahora está ordenado y pierde fuerza. Será que ahora puede diseccionarse y asumirse mejor.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Inventario del 2011

Creo que voy a dedicar un ratito a despedir este año 2011. Creo que se lo ha ganado porque:

  • Ha implicado el asentamiento definitivo en Jerez del Pz y mío (más del Pz, claro está). Me gusta el piso en el que vivo, me gusta la compañía y me gusta esta ciudad.
  • He realizado el Máster de Formación de Profesorado y gracias a él he conocido a gente maravillosa que  ha pasado a engrosar mi lista de amigos. Si bien hay personas que ya sabía ("vaticinaba") que serían compañeros de viaje temporales, por más que me dijeran lo contrario, hay otras que permanecen. He sido muy feliz acudiendo a clase, sintiendo como mi tiempo valía algo.
  • Me ha ayudado a descubrir la que creo que es mi verdadera vocación, la de enseñar. Tuve la suerte de hacer las prácticas del máster en mi propio instituto, con la profesora que me enseñó gran parte de lo que hoy en día sé de Dibujo. La experiencia ha sido enriquecedora, me he sentido muy bien, me he agobiado, me he tenido que imponer, he tenido que echar broncas, pero he disfrutado como un enano. 
  • He dado clases particulares en verano. A veces he querido tirarme por la ventana de la frustración, y por ello creo que me han servido para entrenar la paciencia. El alumno que más lata me dio ha resultado ser el más agradecido. Me ha dicho que gracias a mí pudo aprobar Dibujo Técnico II, el examen de Dibujo Técnico de Selectividad (con nota y todo) y finalmente, entrar en Ingeniería. Me mandó un SMS (sí, pagando, aunque tenía mi Whatsapp) para felicitarme estas fiestas y seguir dándome las gracias. Al final soy yo el que tiene que darle las gracias a él por hacerme sentir útil, e incluso necesario.
  • He consolidado hábitos de ejercicio. Es un esfuerzo que da sus frutos físicos, pero cada vez me da más tranquilidad y desahogo mental. Me suele gustar lo que veo en el espejo (siempre mejorable, claro, pero nada comparable a lo que contemplaba en otras épocas "oscuras"), pero más me gusta la sensación pura de cansancio físico combinada con la de liberación psíquica... mis catarsis y yo.
  • He aprendido a "echarle cojones" a muchas cosas. Antes me sentía pusilánime y acobardado ante muchas situaciones que este año han demostrado ser pamplinas. 
  • En relación con lo anterior, he desarrollado un poco mi faceta optimista, especialmente durante el máster. Quizás fuera por lo puteado que estuve mientras trabajé como arquitecto, pero los inconvenientes y problemas que surgían durante el máster (algo que sumía a la gente en la desesperación) me parecían tonterías. Me sentía con fuerzas y me sorprendía a mí mismo siendo la "persona optimista" del grupo. 
  • Lo más supermegaimportante de todo, cómo no: he salido en un anuncio de Philips. No me han pagado, no me han dado casi las gracias, pusieron mi foto mal y tardaron en corregir el error, no me han regalado ningún producto... pero me anima a pensar que, si todo va mal, puedo dedicarme a vender mi cuerpo por un precio razonablemente digno que me permita comer (comida).
También ha habido cosas malas, claro está:
  • Las inquietudes, dudas y soledad que provoca el dedicarme a estudiar oposiciones para profesorado de Secundaria. Hay días buenos y malos. Hay días en los que hay que encajar golpes. Hay días de absoluta soledad e incomprensión, días de dudas y días de no querer levantarme de la cama. Afortunadamente, sé que no estoy solo, que cuento con el apoyo de mi familia, del Pz y de mis amigos (en especial mis compañeros opositores).
  • Aunque entre en contradicción con el último punto del apartado anterior, debo decir que el pesimismo se ha apoderado de mí en varias ocasiones, especialmente desde otoño. Volvieron mis antiguos compañeros: los sentimientos de tristeza e incertidumbre.
  • Recientemente, asimilar que es virtualmente imposible que consiga plaza en estas oposiciones. He tenido que rebajar mucho mis expectativas y he atravesado un pequeño "luto" (no se me ocurre otra manera mejor de llamar a esa sensación).
  • Ha habido esperanza e indignación con el 15M, que ha resultado servir para una puta mierda poco.
  • Etc. No me quiero recrear en este apartado más tiempo.
Espero que este 2012 me traiga algo más de estabilidad laboral y personal. 

Quiero ser capaz de aplicar la teoría que tan bien me sé de que podemos sentirnos bien con nosotros mismos, a pesar de nuestras circunstancias, o podemos dejarnos llevar por ellas. Aprender a dejar de machacarme con pensamientos negativos porque sé (también de manera teórica) que lo que uno siente depende en gran medida de lo que uno piensa, no de lo que está pasando: alguien puede ser feliz o infeliz, colocando su cerebro "a su favor" o, por el contrario, poniéndolo "en su contra". Sé que puede sonar a rollo, pero esto trasluce otra aspiración frustrada, la de estudiar Psicología. Afortunadamente, estudiar para profesor me ha permitido formarme (levemente) en este campo y en Pedagogía, por lo que me ha servido de desahogo. No pretendo empezar a estudiar Psicología este 2012, pero ese deseo sigue ahí.

Por supuesto, sigue existiendo incertidumbre (véase el post anterior), y me temo que seguirá ahí durante todo el año. Es probable que llegue a un punto álgido con el resultado de las oposiciones, pero eso no lo sé aún.

Por último, quisiera agradeceros a tod@s el que estéis ahí, leyendo y comentando mis neuras, alegrías, banalidades y tristezas. Sé que este blog es "difícil" de seguir, ya que no tiene una temática fija y no publico de manera regular, por lo que tenéis aún más mérito si cabe.

Y sin más dilación,
os deseo un MUY FELIZ 2012. 
¡Un abrazote apretao!

martes, 27 de diciembre de 2011

Apología de la Incertidumbre

En plan nostálgico, he recuperado esta entrada que escribí a finales de 2009 en mi primer blog, ya desterrado y olvidado, y que ahora me sirve de banco de pruebas de blogger (veréis que está un poco desfigurado). Me ha parecido ligeramente inquietante que mi situación no haya variado demasiado desde entonces, aunque ahora mismo este texto me viene muy a cuento. Desde luego, me ayuda a convencerme más de que la vida es cíclica (aunque hay ciclos demasiado largos, sin duda). Me ha parecido bonito releerme después de tanto tiempo: parece que lo ha escrito otra persona (con la que podría llegar a identificarme), alguien muy inocente pero demasiado cansado para ser tan joven. A ver qué os parece. 


En esta Sociedad del Bienestar en la que vivimos (habría que ver cómo es la del Malestar, uff), es fundamental, básico, completamente necesario saber hacia dónde se dirige uno, que planes tiene, que hará mañana, que pensará. Quien tiene total certidumbre sobre cómo será su vida mañana, pasado, el otro, dentro de un mes, de un año… supuestamente vive tranquilo. Efectivamente, aporta serenidad porque dejamos atrás la preocupación sobre el futuro, pudiéndonos centrar en el presente, en el ahora… ¿esto es así realmente? La gente suele quejarse de la monotonía, de que su vida es gris y aburrida, de que todos los días son burdas fotocopias de un primer día que pudo ser interesante. Cuando piensan en cambiar lo que les rodea (si es que se lo plantean y no se limitan sólo con autocompadecerse) les aterra precisamente el salirse del guión que ellos o alguien ya les había diseñado… ¿por qué? Por la incertidumbre del “qué será de mí mañana”. Que será de mí si decido cambiar esto o aquello, si dejo mi trabajo en tiempos de crisis, si busco otra persona con la que compartir mis –iguales- días, si me busco otro coche o si simplemente cambio de itinerario para ir a la panadería. Pero no, somos animales de costumbres y el cambio nos aterra.

Desde aquí quiero hacer ver (a mí, a ti, a alguien lo suficientemente aburrido como para leer esto…) que el futuro incierto no es tan malo. Podemos probar nuevas estrategias, ponernos a prueba a nosotros mismos, a nuestra capacidad de adaptación, atrevernos a plantarle cara a lo desconocido, buscar nuevos retos, nuevas sensaciones… es decir, tratar de cambiar, por el método de ensayo y error todo aquello que no nos gusta de nuestra vida. Me canso de decir que todos tenemos derecho a equivocarnos y a tener una sana rabieta de vez en cuando.

Las veces que me he lanzado al vacío he sentido miedo, esa maldita incertidumbre que me dice que me quede donde estoy… pero cuando he seguido adelante no me he arrepentido después. Me habré equivocado en muchas ocasiones, pero poco a poco la incertidumbre se fue transformando en objetivos claros, en metas cada vez más reales. No nos empeñemos en creer que debemos tener todo bajo control, esa es una falacia muy peligrosa. Aprendamos a lanzarnos al vacío de vez en cuando, si es que creemos que nuestra situación, nosotros mismos, podemos cambiar a mejor.

El camino de la incertidumbre suele ser solitario e incomprendido… Si quieres, dame la mano que yo te acompaño, así nuestros respectivos viajes serán mas gratos.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Bulle

Debería estar durmiendo ahora, pero mi cabeza bulle. Mañana me espera otro día de estar sentado cortando, masticando y digiriendo información mientras miro el reloj. No estoy de humor como para meterme en la cama. Al menos no para hacer lo que debo hacer ahora, que es dormir. No penséis mal, no es eso... bueno, era eso hasta hace unas horas, en las que he sentido que no está bien concederle a nadie la potestad para ocasionarme frustración. Es complicado, es como si te preguntaran si te duele, dijeras que sí y luego tu interlocutor se riera y se burlara.
Tranquilidad, ni yo me entiendo. La frustración me hace decir cosas raras... bueno, escribirlas. Esa misma frustración me hace pensar esas "cosas raras" a las que me refiero, pero cuando ese sentimiento se junta con la madrugada debe salir por algún sitio, aunque sea por las yemas de los dedos.
Mi cabeza bulle.
Lo mejor sería acabar ya de enterrar este domingo. Y ya de paso, esperar que el lunes sea mejor. ¿Un lunes "mejor"? No puede haber nada más contradictorio. Aunque quizás sí, yo mismo en este instante.

jueves, 27 de octubre de 2011

Tweet reivindicativo

Nos asusta ver a médicos enfermos o a jueces en la cárcel, pero nos hemos acostumbrado a ver a arquitectos sin hogar.
Nos íbamos a comer el mundo, decían. Y ahora estamos embargados y/o viviendo con nuestros padres o con de nuestra pareja.

domingo, 17 de julio de 2011

Mediocricémonos

La gente que me conoce sabe que llevo muy mal lo de la impuntualidad ajena. Lo interpreto como una falta de respeto, más o menos grave según el tiempo que me hagan esperar. En España se han sobrevalorado los 10 minutos de cortesía, que han pasado a ser 30 minutos. Y 30 minutos dan para mucho. O al menos a MÍ me dan para mucho (y no es mi intención menospreciar lo que la gente hace con su vida... o sí, qué cojones).

Y leyendo, pq leo, a pesar de lo que le dije el otro día a la del Círculo de Lectores, me di cuenta de que lo que realmente me molesta es la MEDIOCRIDAD. La impuntualidad, entendida como la falta de respeto por el tiempo ajeno o por la presunción de que el tiempo/la vida de uno es tan importante que puede permitirse el hacer que otros esperen por uno, es un síntoma inequívoco de mediocridad.

Al respecto, ya decía José Ingenieros en su "El hombre mediocre" (1913):

El hombre mediocre es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el cual luchar. De ahí que se vuelva sumiso a toda rutina, a los prejuicios, a las domesticidades y así se vuelva parte de un rebaño o colectividad, cuyas acciones o motivos no cuestiona, sino que sigue ciegamente. El mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección, solidario y cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego del rebaño social. Vive según las conveniencias y no logra aprender a amar. En su vida acomodaticia se vuelve vil y escéptico, cobarde. Los mediocres no son genios, ni héroes ni santos.
Un hombre mediocre no acepta ideas distintas a las que ya ha recibido por tradición (aquí se ve en parte la idea positivista de la época, el hombre como receptor y continuador de la herencia biológica), sin darse cuenta de que justamente las creencias son relativas a quien las cree, pudiendo existir hombres con ideas totalmente contrarias al mismo tiempo. A su vez, el hombre mediocre entra en una lucha contra el idealismo por envidia, intenta opacar desesperadamente toda acción noble, porque sabe que su existencia depende de que el idealista nunca sea reconocido y de que no se ponga por encima de sí.
Y la mediocridad nos invade por todos nuestros poros. ¿Quién no ha escuchado, en el trabajo, cosas como "para lo que me pagan, ya es suficiente", "déjalo ya, si total", "no trabajes tanto, que el dinero se lo llevan los de arriba", "los niños son incapaces, no te alteres". Y ya, cuando te dicen: "corres el riesgo de quemarte, cuídate y resérvate, porque nadie valorará lo que haces, y la mayoría de las veces todo caerá en saco roto". Pueden ser consejos cargados de buena intención, no lo dudo. Pero el mensaje subyacente es: hazlo regular, sal del paso, no te impliques, no puedes cambiar las cosas, prolonga el que que todo se haga mal. 


Y si uno quiere ser puntual, hacer las cosas bien, no perder el tiempo en pamplinas, no ser conformista... es un bicho raro condenado a la extinción. 


Pues bien, prefiero extinguirme a seguir contribuyendo a que toda esta mierda se prolongue en el tiempo.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Chico B-busca A-amigos

El chico de la Ciudad B se mudó a la Gran Ciudad A por motivos de trabajo. Se trataba de algo normal, ya que la Gran Ciudad A ofertaba puestos de trabajo de sobra para toda la provincia de la que no era capital, pero si era Ciudad A, o mejor dicho, Gran Ciudad A.

El chico de la Ciudad B (a partir de ahora "Chico B") se relacionaba con mucha gente en su trabajo. Los trabajadores de la Gran Ciudad A eran altos y guapos por el mero hecho de haber nacido en la Gran Ciudad A. Tenía compañeros de otras ciudades (Ciudad B Norte, Ciudad B Este, Ciudad BB, e incluso de Ciudad C y Ciudad D -más pequeñas e insignificantes aún que su modesta Ciudad B-). Resultó que el Chico B pensaba que era cosa natural hacer amigos en el lugar de trabajo. El Chico B era joven e inexperto en aquella época, perdonémoselo, y decidió firmemente entablar relación con los ciudadanos A, B, C y D. Curiosamente, fue muy fácil hacerse amigo, o al menos, llevarse bien con los de las ciudades B, C y D, pero no así con los de la Gran Ciudad A. Estos eran esquivos, parecía que o bien te miraban por encima del hombro al observar tu estigma de neociudadano A o bien preferían centrarse en sus amigos de todas la vida, todos ellos dignos socios, digo, ciudadanos de la Gran Ciudad A.

Sin embargo, los ciudadanos de la Gran Ciudad A eran los que más requerían al Chico B para que les sacara las castañas del fuego. El Chico B ayudaba a todos, hacía favores, llevaba a cabo largas horas extras debido a que "no tenía una familia ni amigos a los que atender" en la Gran Ciudad A, no como los ciudadanos A, gente de bien con una vida social muy intensa. Recordemos que el Chico B era joven e inexperto, además de un gilipollas.

Tras dos años, un buen día, el Chico B se fue de su trabajo. La crisis afectó también a la Gran Ciudad A, lamentablemente. Por ello, el Chico B volvió a su pequeña Ciudad B, con su familia B, sus amigos de la infancia B y con su realidad y vida B. Todo era digno, pero era B. No pasaba nada, el Chico B se sentía feliz en casa. Inocentemente, trató de mantener los pocos vínculos amistosos con los compañeros de la Gran Ciudad A, pero fue inútil. Los ciudadanos A tenían una memoria bastante limitada en lo que se refería al afecto con los Ciudadanos B. "Te echaremos de menos" dijeron cuando se fue. Y él lo creyó, al fin y al cabo la gilipollez no se cura en dos años.

La vida dio mas vueltas, y el Chico B, un año después, más viejo pero igual de cándido, tuvo que volver a la Gran Ciudad A a proseguir con sus estudios. Y una vez más, trató de hacer amigos A, nuevos, brillantes, lustrosos. Incluso trató de localizar a sus antiguos compañeros-pseudoamigos A, pero sólo pudo reencontrarse con sus viejos conocidos B, C y D, que sí habían mantenido un leve B contacto B con él durante su estancia B en la Ciudad B. Los chicos y chicas A estaban muy ocupados con sus labores y relaciones A. El Chico B comenzó a percatarse de la situación, por lo que se sintió menos imbécil.

Sin embargo, como el Chico B era muy sociable, comenzó a relacionarse con gente A en su Máster. Esta gente A no tenía coche (ni A ni B), pero como el Chico B sí tenía se ofreció a llevar y traer a los chicos A a la facultad, que estaba en la Ciudad C. Sólo les pedía un dinero irrisorio para gasolina, algo que los ciudadanos A pagaron encantados, ya que les salía mucho más barato que el tren A.

Y el tiempo transcurrió feliz. Los chicos A solían tener problemas emocionales y de estado de ánimo. El Chico B, no se sabe por qué razón, era optimista, y se dedicaba a ayudar a los chicos A (siempre en los trayectos en su coche, ya que, por alguna extraña razón, no podían quedar nunca con él si no era para el máster). Si el Chico B se sentía mal, o bien se callaba o le callaban, ya que los temas académicos A eran más interesantes que los problemas B del Chico B.

Y llegaron las fiestas de la Gran Ciudad A, que se desarrollaban durante una semana A. El Chico B, una vez más, gilipollas como el solo, creyó a los chicos A cuando le dijeron "Tenemos que quedar para ir a las Fiestas A de la Gran Ciudad A". Pero los días iban pasando y los chicos A estaban demasiado ocupados con sus planes sociales A con otros amigos A de su infancia A en la Gran Ciudad A. El Chico B sólo se reunía con gente del máster A que provenía de otras ciudades B, C y D. Estos, a diferencia de los A, siempre estaban dispuestos a ver al Chico B, a escucharle, a hablar con él sobre cosas B como su vida B e inquietudes B, supongo que porque eran las mismas que las suyas.

Pero llegó un día en el que el Chico B se dio cuenta de todo y lo gritó al aire 2.0 (además de gilipollas, cobarde) y hubo gente A 2.0 que se dio por aludid-A. Y se rasgaron sus vestiduraAs y le recriminaron al Chico B el ser un insensible-B y un mentecato y un gaznápiro.

Y el Chico B pensó "me vais a comer todos la polla por turnos" "creo que tengo razón", y decidió desahogar un poco su frustración B escribiendo en su BBBBBBlogBBB. Y se dio cuenta, con tristeza, que por más que se empadronara en la Gran Ciudad A nunca podría ser uno de ellos, ya que no tenía "experiencia ciudadana A" ni opciones a conseguirla. Y se sintió infinitamente gilipollas por un momento, para luego peerse ruidosamente y gritar al aire: "¡Os lo BBBBBBrindo a BBBosotros BBBBichos AAAAAntipáticos!"

miércoles, 11 de mayo de 2011

Astenia

Llevo una temporada en la que me siento triste, apático y cansado. Quiero creer que es por la primavera. Siento que los días pasan iguales y que poco o nada me entusiasma. A veces, es como si se me estuviera formando una pátina gris sobre mi carácter. 

Por supuesto, y para no fallarle a la costumbre, trato de analizar el porqué de mi estado de ánimo. Quizás sea el Máster, que me ha confirmado con creces ser el mero trámite burocrático que temía. O puede que simplemente esté aburrido al sentirme desaprovechado, sin nada que me realice. Trato de hacer cosas, me meto en mil "fregaos" con la esperanza de animarme, de buscar un aliciente, pero al final todo resulta anodino. También pienso que puede que sea por llevar desde diciembre de 2009 sin trabajar, sin sentirme útil fuera de "mi" casa. Pienso en el verano que me espera, estudiando para las oposiciones, para jugarme mi futuro a todo o nada, sin nada que me garantice que saldrá bien o mal: lo único que tengo claro es que sigo alargando esta inopia laboral, sigo esperando. O podría ser que me siento viejo. Cada vez me apetece menos salir "a divertirme", y cuando lo hago, tampoco es que me lo pase tan bien como lo hacía antes. ¿Es esto el motivo o el resultado de esta apatía?

Pero claro, esto no queda ahí. Si no siento nada concreto, o lo suficientemente grave como para considerarlo problema, si es solo ABURRIMIENTO (de mí, de mi situación, de mi entorno), no puedo mostrarme triste. Y entonces me pongo la máscara. Y pretendo alegrarme, inducirme alegría mediante el truco de libro de autoayuda que consiste en provocarte estados de ánimo fingiendo tenerlos: por insistencia, de tanto querer parecer alegre, acabas alegrándote. Hay quien se da cuenta. Algún gesto que no corresponde con lo que digo. Cierta dosis de histrionismo o exceso de entusiasmo poco creíble... Pero el Pz no se da cuenta. Y me desahogo, y le digo lo que me pasa, que no tengo ganas de nada, que no quiero divertirme pero tampoco quiero quedarme en casa porque se me caen las paredes encima, que tengo trabajo que hacer pero no quiero hacerlo, que incluso me aburre lo que veo en el espejo: pero él sólo detecta bipolaridad en mí. Y eso me asusta, ésas son palabras mayores. No comprende que me siento tal y como le cuento. Él sólo ve que estoy bien, y de repente no. Vale.

Me acuesto. Suena el despertador. Decido no levantarme. Duermo, pierdo el tiempo, escribo en blogs, voy al gimnasio a no pensar, me "autorrealizo" haciendo pasteles que luego apenas pruebo, trato de serle útil al Pz o a quien sea de mi entorno. Pongo buena cara, me digo "aquí no pasa nada, es una especie de menstruación mental pasajera" y hago cosas. 

El problema no es que a veces me quede mirando al vacío embobado, el problema es que, a veces, os dais cuenta.

lunes, 11 de abril de 2011

¡Practicum!



Qué duro es retomar algo que se ha dejado de lado durante un tiempo. Duro no porque no me apetezca, sino por lo complicado que es hacer un resumen fiel de lo vivido, sin dejarme nada atrás y evitar lagunas.

Os he echado de menos. Eso queríais oír (espero), al menos alguno/a que no se haya olvidado del todo de este lugar, jajajaja.

Este mes haciendo las prácticas de profesor en el instituto ha sido verdaderamente fantástico. He aprendido mucho, tanto de mi tutora (que es una profesional como la copa de un pino) como de los alumnos. ¿Os parece que haga un breve listado, de esos que me gustan, que me/nos sirva para organizar ideas? Así mato dos pájaros de un tiro, y esto que os diga me sirve mañana de guión en el "Seminario Final de Practicum" (rimbombante, pero no es más que otra pérdida de tiempo a la que ya me tiene habituado la UCA). No pretendo ponerme en plan "con un mes dando clase ya lo sé todo y soy el mejor", no me malinterpretéis. Imagino que ya sabréis que no soy de esos... y si lo soy, decídmelo para que cambie. Bueno, allá voy:

  • Los niños son niños (niños/as, vale, perdonarme que me salte la paridad para no hacer de este un texto incompresible y extenso). Los niños no son máquinas de aprender. Tampoco son adultos en pequeño. Son niños. Hay que tratarles como tal, y darles ciertas licencias "adultas" sólo a veces, en circunstancias y con casos concretos.
  • En relación al primer punto: no he encontrado "maldad adulta" en mis alumnos. Muchos son traviesos, revoltosos, unos trastos, vagos, respondones... pero no son malos ni malvados ni quieren atentar contra mi vida, ya estén en la ESO o en Bachillerato.
  • Me he sentido capaz de imponerme en una clase cuando ha sido necesario. Me he asustado hasta yo al escucharme cambiar mi tono de voz de normal a autoritario para pedir atención o "regañar". Es como si en lugar de oírme a mí, escuchase la voz de todos los profesores que he tenido hablando a través de mi boca. Y sin alzar la voz, he logrado silencio/atención/cambio de actitud.
  • He aprendido a proyectar la voz. Creo que tengo un buen torrente ("estoy hueco"), pero no suelo emplearlo a fondo. Sólo respiro hondo, contraigo los abdominales, y sale solo. Parece que me han ayudado mis sesiones vigoréxicas, jajaja.
  • Me resultó inquietantemente fácil, desde el primer día, acercarme a los alumnos. En clases de dibujo, en las que el contacto es muy directo, ya que hay que ir corrigiendo, orientando, de manera personalizada, es algo que tienes que hacer. Y me ha gustado. Y ellos reaccionan positivamente cuando te aprendes sus nombres, particularizas, tratas de ayudarles. A veces tienes que ceder y compartir algo "personal", del tipo "pues sí, es que este dibujo es complicado, a ver si te puedo ayudar". Pero, al mismo tiempo, has de mantener la distancia, demostrar que eres tú el que controla la situación. No sé, es una frontera difusa, pero fascinante de investigar.
  • El "Feed back" o retroalimentación positiva es básica. Hay que decirles a los alumnos cuando lo están haciendo bien, hay que reconocerles sus logros, hay que decírselo de manera clara y contundente. Y más con aquellos que son "malos alumnos" en otras asignaturas y que en Plástica despuntan; ellos no están acostumbrados a que un profe les reconozca su trabajo. Creo que esto es necesario, porque luego hay que contrarrestar: tb hay que decir cuando algo está mal, cuando hay que borrar y empezar de nuevo, cuando (basándote en logros anteriores del alumno) pedir más a cierto estudiante con potencial... He visto miradas de sincero agradecimiento como nunca había encontrado. Y cuando le digo a Fulanito que borre lo que ha hecho pq "no está a la altura de su cuaderno" o "parece que lo ha hecho contrarreloj o para salir del paso", lo hace sin rechistar.
  • Los alumnos de Bachillerato, especialmente los de 2º, están más perdidos que nunca. Son niños, sólo piensan en el corto plazo (tan corto que es inmediato) y sus reflexiones son similares a los de un chaval de 2º de ESO: que si tengo partido de fútbol luego, que si me aburro, que si me gusta no-se-quién... Su inquietud se reduce a si la vida universitaria que les espera es como la que pintan las pelis yankis: fraternidades, juergas, desfase... Y están haciendo una optativa de Dibujo Técnico muy árida y ni se han planteado que les es útil porque se supone que harán una ingeniería luego... ni en eso han pensado. Yo estaba muy perdido a esa edad, pero algo me planteaba, al menos que el año siguiente sería muy diferente al que vivía en 2º de Bach... 
  • Hay que tener mucha paciencia, ser casi un santo. Sólo eso.
  • Es muy difícil introducir las nuevas tecnologías en ciertos grupos, debido a las carencias técnicas (aulas mal acondicionadas; los alumnos no tienen el famoso portátil de la junta -en mi insti sólo lo tienen los de 1º de ESO-; clases masificadas, por lo que un profesor no puede atender 30 preguntas diferentes y simultáneas producidas por errores informáticos de Guadalinex, Gimp o lo que sea; el centro no dispone de suficientes portátiles para prestar a los alumnos; las aulas de informáticas han sido objeto de vandalismo; tienes que montar el proyector, el ordenador, repartir los portátiles -y anotar a quién le das cada uno-, dar la clase, recogerlo todo y devolverlo a su sitio en una hora, ya que a la siguiente tienes clase y no puedes tardar en llegar...).
  • La realidad del instituto no tiene nada que ver con la que se imaginan los insignes catedráticos que escriben sus fantásticas tesis doctorales y manuales de pedagogía en sus cómodos despachos de la facultad, sin haber pisado jamás una clase de la ESO... "pero ellos saben muy bien como son las aulas, y lo que escriben es perfectamente aplicable".
  • Hay profesores que se desviven por la Enseñanza, porque sus alumnos salgan para adelante, que lo dan todo en clase. Y encima tienen que aguantar pertenecer a una familia profesional denostada y venida a menos como es la Enseñanza. Y ahí siguen los tíos.
  • Con la LOE, un instituto se parece demasiado a un gabinete de psicología, especialmente con los de la ESO. En las sesiones de evaluación hay que tener siempre presente la realidad social de cada alumno, sus pensamientos, inquietudes, traumas, si le pica el pie o si no merienda; algo que pudo ser positivo en el planteamiento, pero que se ha desvirtuado mucho, según he visto.
  • No quiero ser Jefe de Estudios. Aunque a lo mejor es algo que hay que hacer una vez en la vida, para endurecerte como profesor y como persona.
  • Con la nueva LOE (Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación) hay que hacer muchísimo papeleo extra para todo. Tooood bur(r)ocratizado.Todo el santo día rellenando formularios para el equipo directivo, para el departamento de orientación, para los padres, para los tutores, para el inspector... Un tiempo valioso que se pierde para llevar a cabo otras tareas mucho más valiosas. Por favor, que hasta para que un niño pueda ir al baño durante una clase hay que rellenarle un pase de pasillo... Ah, y hay que decirles a los niños qué, dónde y cómo apuntar en las agendas que les ha dado el centro (supongo que la Junta), para que ellos también escriban. Me parecía ridículo darle todo tan masticadito, pero me han demostrado que a veces, ni aún así, los niños hacen lo que apuntaron en la agenda "porque se me olvidó mirar la agenda, maestro". Los estamos idiotizando más de lo que ya vienen de su casa, cohoneh.
  • Y más cosas que me dejo en el tintero, seguro...
Pues eso, que ha sido una experiencia increíble, enriquecedora... Y que sí, que quiero ser profesor, que siento que por una vez no me he equivocado...

Y ahora a volver a recibir clases de pamplinas pedagógicas en el Máster, sabiendo que muchas de esas cosas son imposibles de llevar a la práctica, visto lo visto. Es que hay que justificar muchos sueldos en la universidad, y hay que hacer asignaturas de relleno para cumplir con los 60 créditos europeos... porque claro, no nos van a ampliar el periodo de prácticas, no. Es más interesante enseñarte que se pueden usar blogs en educación o que cada alumno es diferente... ¿EN SERIO? ¡NO ME JODAS! ¡JAMÁS SE ME HABRÍA OCURRIDO! O, no, espera: YA LO HE HECHO.


Gracias por leer la parrafada esta.

Abrazotes!

viernes, 4 de marzo de 2011

Bitácora de las conclusiones

No sé cómo comenzar esta entrada. Es la tercera vez que pulso la tecla de borrar. Lo cierto es que escribo por mantener la función fática, es decir, la que permite comprobar que el canal funciona.

Estoy en un periodo de calma aparente, de calma chicha entre dos tormentas. Precisamente, la próxima movida (qué pasah tron) serán las prácticas del másterCAP, que realizaré en mi pueblo. Estoy nervioso, feliz y levemente acojonado, no tanto por enfrentarme a clases llenas de púberes, sino por la ingente cantidad de trabajo que se me viene encima. En fin, se hará todo lo posible. Al menos, tengo ganas de hacerlo, quiero verle el color a esto, quiero ponerme a prueba, quiero saber si soy capaz.

Conclusión 1: Debemos ponernos a prueba a nosotros mismos de vez en cuando. Si no, estaremos muertos por dentro.

Por otra parte, ando muy feliz dedicándome a dos nuevas aficiones:

- La creación de viñetas de humor absurdo (véase la entrada anterior). Me sirven para adiestrarme en el manejo de programas de dibujo que no conocía y que me serán necesarios en mi futuro como profesor (crucemos los dedos, no por el deseo de usarlas, sino por el de ser profesor y "sentar la cabeza" ya...). Ahí va una nueva que mandé ayer:


- La repostería, porque por una vez tengo una cocina apañada, con horno y todo (además de ganas y tiempo).



Conclusión 2: Las tareas sencillas pueden ser una grata fuente de felicidad.

Por último, deciros que me he aventurado en el mundo de tumblr, una nueva plataforma que permite compartir de todo, especialmente fotografías. Os explico. Resulta que el otro día en clase nos explicaron una iniciativa realizada por una artista, que consistía en escribir, a modo de diario, los pensamientos que se le venían a la cabeza mientras tomaba té (o cualquier bebida caliente). Y este fue su resultado, el "Tea Blog". Desde que supe de la existencia de este lugar, me entró el gusanillo y me planteé seriamente hacer algo parecido. Vale, sé que no es original y que probablemente lo acabe abandonando... pero ya lo he empezado. A mí no me mueve la inquietud artística sobre la incorporación de las nuevas tecnologías al arte, sino el potencial de "autoconocimiento" psicológico. Siempre estamos pensando, y hay momentos que se prestan a la divagación controlada, a la desconexión temporal, y que por ello, nos sirven para reorganizarnos, desconectar o revisar pensamientos, ya sea de manera consciente o inconsciente. Y me he lanzado! Ah, y elegí tumblr porque me ofrecía la estética sencilla que buscaba. Algo limpio, sin distracciones excesivas. Ahí os lo dejo, aunque lleva un par de días en el blogroll y seguro que los lectores más avezados lo han visto ya:


Conclusión 3: Soy un perroflauta, pero espero no resultar pretencioso, porque en realidad no pretendo nada: ni asombraros, ni ser original, ni obtener un mejor conocimiento de mí mismo 100% científico y válido. Os remito a la conclusión 1.

Y por último, os dejo un videoclip que me ha emocionado de muchas maneras. Ya sabéis que  si el másterCAP me está siriviendo para algo es para buscar el "arte" en lo cotidiano y en las expresiones artísticas menos valoradas. Este vídeo es otro ejemplo de lo que busco. Por cierto, tened cuidado porque puede producir ataques epilépticos, y no es broma...


Venga, "un abrizo"!
Related Posts with Thumbnails