viernes, 13 de agosto de 2010

Tristeza entre libros

Hoy me decidí a hacer una pequeña pausa en mis tareas marujiles, así que de camino a mi supermercado de confianza hice una pequeña parada en un centro comercial tremendamente conocido.

Ni corto ni perezoso me dirigí a una de las secciones que más me gustan, la librería. Bicheando, bicheando, llegué sin pretenderlo a la estantería de Arquitectura. Una vez más, me dejé maravillar por esos fastuosos libros de cuidada edición, páginas satinadas, olor a tinta. Por supuesto, ni un sólo precio. Entonces vi un libro que me gustó, que resultó ser de un precio moderado.

Estuve dándole vueltas sobre la idea de comprarlo, pero al final desistí. Ahora vienen muchos gastos y (chan chan) he cobrado mi último paro. Paro en el que estoy por no haber soportado más la presión bajo la que me encontraba en mi anterior estudio de arquitectura. Libro bonito, como nos lo vendían todo en la carrera.

Un libro de arquitectura más, para alimentar la falacia, como los que ya compré en su momento.

Mejor que ahorre para el Máster-CAP, para vivir donde tenga que vivir para estudiarlo, para los cursos para conseguir méritos...

Y me he sentido muy fuera de lugar, confundido, extraño, "sin hogar". Y me he sentido muy triste.

Y me he ido para continuar haciendo la compra, objetiva, necesaria, simple y llanamente triste.

2 comentarios:

DavidBorrallo dijo...

Ay me da mucha pena ver que lo estás pasando mal. Lo peor de la rabia contenida es que no se puierde, sino que la guardas en zip y en un momento determinado la sueltas. Un abrazo y mucha paciencia, ya te quedan 15 días menos.

Anónimo dijo...

En ocasiones la vida nos empuja a convertirnos en soldados errantes en territorio hostil, pero no te preocupes, olvida tu pena y recuerda que cuando vuelvas a casa hecho todo un héroe te estarán esperando con los brazos abiertos.

"You're marvelous" (elige la definición que más te guste).


Un abrazo.

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